sábado, 16 de abril de 2011

La ciudad de noche.

La ciudad de noche es más hermosa en los silencios que se comparten, en las miradas que se pierden en los límites de la ropa y las palabras que se pronuncian sin necesidad de ser oídas. La brisa de las horas para las que nunca se sabe si es demasiado tarde o demasiado pronto, se cuela entre los resquicios de la piel, golpeando de frente, susurrando secretos ininteligibles, como rumores que nadie está dispuesto a oír.

Los besos calan hasta donde no llega la piel, se pierden en sinfonías torpes y desordenadas, bellas en su caos, en los sentimientos dormidos que despiertan al tacto de los labios, como vulgares princesas que pasan algo menos de cien años con los ojos cerrados, esperando a quién vaya a rescatarlas del eterno sueño...

Y, arriba en lo alto, la luna contempla todo.

Testigo impasible. Testigo mudo. Testigo ajeno.

Y, abajo, ellos se miran frente a frente.

Sonríen, se ríen y miran cómo la ciudad aún duerme, esperando al príncipe la despierte.

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Suena: She's the one, Robbie Williams

Desde mi ventana: sol que sale tras las nubes, cielo azul grisáceo. Huele a vacaciones.

1 comentario:

  1. Los límites de la ropa me recuerdan a la cremallera de la piel. Ya tú sabes.
    Bonito. Bonito.

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Pasen y vean.