viernes, 22 de abril de 2011

Parsimoniosamente, y otros tantos adverbios.

Despacio.
Con la calma que arrojan los primeros rayos de luz, con el silencio de una ciudad que despierta, con las miradas de los más madrugadores aún colgando entre los mechones del pelo, un poco revuelto, un poco más allí que aquí, un poco de desorden que induce al bello caos.

Sin prisas.
Con la seguridad de que cuando llegue, llegará y todo comenzará a ser recuerdo, a ser vacío hecho a base de las palabras que resonarán en su cabeza y que ya no tendrán más existencia que esa, el eco en cada remoto lugar de su cuerpo.

Tranquilamente.
Recorriendo con los ojos del soldado victorioso, sorteando las obras que parecen un campo minado, los viandantes que bien pudieran ser espías del bando enemigo, de la guerra no pactada, distinta del combate al que se entregan las melodías desgarradas de las guitarras de la canción de autor.

Allí.
Donde mana el dulce néctar, la ambrosía que mantiene a los dioses terrenales con vida, el sustento de las noches más frías, el anhelo del amante, donde los besos son más que labios que se superponen entre sí, que se buscan y se encuentran, que se pierden y dibujan cruces en viejos mapas.

Lejos.
A cada paso que da, a cada zancada, a la dirección prohibida que parece señalarle estrepitosamente el sentimiento y que a su pesar desobedece, continuando pie tras pie, sin tropezar más que consigo, con las ganas de dar la vuelta y regresar corriendo a resguardarse con cualquier excusa tonta, que sabe de sobra que no necesita.

Parsimoniosamente.
Así se despide, después de dar los buenos días.

Parsimoniosamente.
Así camina, pasando sobre las aceras.

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Suena: Attraversami il cuore, Paola Turci
Desde mi ventana: blanco y gris.

2 comentarios:

  1. Soberbio... magnífico.
    Manos que confeccionan historias, que elaboran complejos entramados de palabras con una agilidad tan única y tan tuya.
    Gooooood work! =P

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Pasen y vean.