miércoles, 1 de febrero de 2012

Una historia de febrero.

Sostenía entre sus manos los restos del té caliente.
Hablaba; hablaba y lo hacía sin parar. Se atropellaba con las palabras y con la hierba que crecía tras ellas. Procuraba no dar demasiadas explicaciones, pero terminaba dándolas todas sin llegar a contar nada en concreto.

-Últimamente no sé qué me pasa. Lloro con cualquier tontería -admitió a modo de disculpa por las lágrimas que habían enturbiado su rostro, el maquillaje que se había puesto para la ocasión, el perfume de sus muñecas, la tristeza de su iris, el dolor adormecido en las pupilas.

-Entonces me retaré a hacerte reír con cualquier cosa seria.

Ella lo creía imposible. Él quería hacerlo.
El tiempo le demostró que los dos se habían equivocado: ella sabía que le podía hacer reír con cualquier cosa seria, pero él ya no quería hacerlo. Entonces, volvió a llorar y a arrancar la hierba tras sus palabras; pero esta vez nadie le prometió que le sacaría una carcajada, y tampoco estuvo muy segura de echarlo de menos.

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Suena: I..., Yiruma
Desde mi ventana: sol, la Sierra, cielo azul, jirones de nube. Febrerillo el loco, un día peor que otro.

1 comentario:

  1. "y tampoco estuvo muy segura de echarlo de menos."
    A ti tampoco se te dan anda mal los pronombres.
    Me encanta encontrarme cosas como esta en tu blos en Febrero, cuando parece que el mundo se reduce a los examenes.
    genial y mucho animo!

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Pasen y vean.