viernes, 2 de marzo de 2012

Pirómanos.

Este relato podrás encontrarlo en mi próximo libro: Mi propia ingravidez.

2 comentarios:

  1. Esa capacidad tuya para decir lo más profundo de la manera más sencilla.
    Es muy bonita, me gusta mucho.
    =)

    ResponderEliminar
  2. ¡Qué pena apagar una cerilla! Con lo bonito y melancólico que es verla consumirse poco a poco. Nos evoca el tiempo infinito, el amor que se olvida, la vida que se apaga...Nosotros, como la cerilla, también estamos de paso.

    ResponderEliminar

Pasen y vean.