sábado, 31 de diciembre de 2016

No dejéis que un te echo de menos se os quede atravesado en los labios. 365 días después y, salvo por las espinacas, podría haber escrito estas líneas en un rato, cuando cambiase el sol y su cielo raso por la noche cerrada y las luces de la Sierra.

Si queréis leer otro poquito del libro, podéis hacerlo pinchando aquí.

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Pasen y vean.